¿Qué sería una casa sin espejos? Un lugar frío y sin rostro, carente de espacio y visibilidad. Porque los espejos de Christopher Guy ponen cara a las paredes, aportan luminosidad y chispa existencial y amplían la percepción visual de los espacios. Otorgan profundidad y confort, con ese toque inconfundible de estilismo, suficiente para llamar la atención sin avasallarla.
Y es que todo gran diseñador ha de convertir la sencillez en impresión. De este modo, los espejos de Christopher Guy resultan espectaculares e innovadores, al tiempo que distinguidos y elegantes. Se constituyen en verdaderas obras de arte a las que cada cual puede asomarse para reflejarse en la belleza. Porque, lo que distingue sobre todo a los espejos de Christopher Guy, es su impronta única.