La piel posee poros y transpira, abriga en invierno y refresca en verano, se acomoda a cualquier forma y aunque se estire no pierde su estructura básica; se amolda haciendo más confortable su uso en cualquier tipo de mobiliario. Así mismo se han creado tejidos “inteligentes” como la piel sintética, lejos de aquel escay o polipiel que se cuarteaba y era desagradable a la vista, y que se limpia simplemente con un paño húmedo. Y con un aspecto inmejorable.